Playa de Arealonga, Castro de Baroña.

Playa perteneciente al Concello de Porto do Son, al costado del Castro de Baroña.

Descripción

Playa de 350 x 35 m, de fuerte oleaje y abierta a los vientos del norte, con muchos cambios en marea y peligrosa por las corrientes. 

Las vistas de la playa son impresionantes sobre todo por la mañana cuando el sol recae sobre el Castro de Baroña que está muy cerca (de allí el nombre)

Ocupación media sin servicios, sin parking ni duchas, hay un restaurante en la orilla de la carretera.

La ocupación de un tiempo a esta parte por parte de los nudistas es mínima, casi testimonial, la falta de interés de la juventud, la corriente puritana de redes, la capa de turismo de masas que instituciones interesadas en difundir una imagen de sol y playa, la está escondiendo al nudismo que durante cuarenta años ha sido su bandera. Animamos desde aquí a seguir reivindicando su carácter y a no dejar de llenar su arenal de libertad.

Acceso

Acceso de dificultad media, hay que caminar un trayecto de 30 min aprox. El acceso está junto a la caseta de información del castro y desde ahí un sendero señalizado con marcas de pintura roja y azul con signo = para indicar por donde se debe ir y con una X por donde no se debe ir… a pesar de que el trayecto está limpio, libre de maleza y despejado, las condiciones son muy precarias, hay varios riachuelos de riego que han deteriorado el trayecto, además contando con la pendiente y terreno flojo hacen de la travesía algo dificultosa para personas con problemas de movilidad. El trayecto actual dirige al caminante hacia donde era antes “el mirador”, por lo que el trayecto baja, sube y vuelve a bajar.

Historia

La historia de la playa de Arealonga más allá del origen milenario de su Castro, está escrita con letras de oro en nuestro ideario naturista, movimiento:

Tetiñas Free!

“Mente sana y no corrupta, en cuerpo sano, honrado, soleado y despelotado”: este fue el lema del movimiento gallego Tetiñas Free, pionera de la lucha por el “coirismo”, es decir, el derecho a practicar el nudismo “de forma responsable y respetuosa, sin ser acosados, insultados, perseguidos y acusados de escándalo público”.
Como no podía ser de otra manera, la cosa nació en un bar, concretamente el café bar Azul de Santiago, punto de encuentro compostelano de bohemios y tertulianos dipsómanos. Su fundador y portavoz fue el sociólogo y economista Miguel Cancio, un rojeras heterodoxo que “aunque estaba en el Partido Comunista, como era de pueblo iba por libre”.
El primer objetivo de la CNER fue el llamado “búnker de Baroña”, un edificio de cuatro plantas rodeado por una espantosa muralla de hormigón que, para más inri, fue construido pegadito a la paradisíaca playa de Baroña, en el municipio de Porto de Son,y a sus milenarios castros celtas.
La tropelía arquitectónica fue formalmente denunciada por la CNER, que hasta llevó a un notario al edificio para que diera fe de aquel mazacote arquitectónico. Fue entonces cuando empezaron los problemas. Porque ya se sabe que en Galicia le puedes tocar los cataplines a todo el mundo menos a los constructores y a los narcos.
A través de don Sabino, el párroco del pueblo, los constructores difundieron entre los lugareños el falso rumor de que la presencia de nudistas en la zona haría caer el precio de las tierras de monte y labradío, donde se podían construir chalets turísticos. Y los rabudos paisanos de la zona se alzaron contra unos nudistas a los que hasta entonces habían ignorado cordialmente.
Una señora le soltó a un reportero de TVE que cubrió el incidente: “Aquí los vecinos de Baroña estamos decididos a atacar el cuerpo de la gente que esté desnuda. ¡Con gasolina o con lo que sea!”. Y otra terció indignada: “Porque si una mujer va por ahí enseñando todo lo que tiene… ¿qué le va a enseñar después a su marido?”
El cabreo de los vecinos de Baroña era absurdo, puesto que Baroña es una playa apartada, de difícil acceso y minoritaria, donde el nudismo se practica desde los años 70. ¿Qué cómo era posible semejante obscenidad en tiempos de nacionalcatolicismo? Cancio lo explica así: “Baroña era la playa de los alemanes, grupos reducidos de turistas alemanes practicaban el nudismo, no molestaban. Por tanto, en Baroña había coirismo antes de que muriera Franco”.
Sea como sea, en aquel verano de gracia de 1983, 14 personas nudistas que estaban tranquilamente tomando el sol en pelota picada fueron detenidas en Baroña por guardias civiles armados con subfusiles. Se les acusaba de escándalo público. No había pasado ni un año de la victoria del PSOE y la detención puso en evidencia a un Gobierno que, a la postre, no era tan progresista como parecía.
Los nudistas detenidos fueron conducidos al cuartel de la Guardia Civil de Porto de Son, y de ahí los llevaron al de Santiago de Compostela, a 50 kilómetros. En una entrevista concedida a El País, Cancio narraba escenas surrealistas protagonizadas por el pelotón nudista y la benemérita: “Fuimos fichados como delincuentes. Nos tomaron fotografías de frente y de perfil y nos midieron los pies, aunque no sabemos para qué”.
Los nudistas pasaron tres días a la sombra, pero lejos de encanijarse, se radicalizaron y montaron la campaña “Tetiñas Free”, que salió en los telediarios y hasta en medios internacionales, gracias a agencias como Reuters o EFE. Medio mundo contempló entre risas la foto de una señoriña galega con pañuelo en la cabeza y mandil aldeano persiguiendo, estaca en mano, a once nudistas por la playa de Baroña.
Desde este momento, la Coordinadora Nudista tuvo hasta galas televisivas. Cancio fue grabado en su pueblo, desnudo y bajo un paraguas porque llovía, para el programa La tarde de Pepe Navarro. Aprovechó la ocasión para enviarle un mensaje alto y claro al entonces jefe de la oposición y líder de Alianza Popular: “Don Manuel [Fraga], el culo al aire, en verano y para el baño, es muy sano y no hace daño, y qué mejor que acudir así a la playa en cueros vivos para que sus fans pudiesen contemplar arrobadas sus pluritituladas cachazas”.
Crecidos por su popularidad y porque la Comisión de Urbanismo de A Coruñadeclaró al fin ilegal el búnker de Baroña, los naturistas continuaron su cruzada a favor del despelote con actos, pancartas, manifestaciones, encierros nudistas jacobeos en monasterios y cartas al presidente Felipe González, a los obispos e incluso al rey. No pararon hasta que, en 1988, el nudismo dejó de estar tipificado como escándalo público en el Código Penal español.
En la actualidad, Baroña es una meca nudista por derecho propio, y en Galicia existen decenas de arenales donde tomar el sol en pelota picada, aunque todavía hay alcaldes que tratan de limitar la libertad de desnudarse amparándose en reglamentos municipales anteriores a la reforma del Código Penal. Pero, no teman, queridos coiristas, la Asociación Naturista de Galicia ha tomado la antorcha de la CNER y vela desde 1997 por su derecho al despelote. ¡Tetiñas y piroliñas free!